Movistar Inter 2-1 FC Deva // Al campeón de Europa le valdrá simplemente con empatar con Kairat Almaty en la última jornada para acceder a una nueva Final Four. Para llegar a esta situación tuvo que sufrir de lo lindo ante el campeón rumano (Foto: Sandra Santiago).
Una de las claves por la que se podía decidir el Grupo D de la Elite Round era por la diferencia de goles entre Kairat Almaty y Movistar Inter, que se verán las caras este domingo en lo que será, como se presumía, una final. El que gane, estará en la Final Four. En caso de empate será el representante de la LNFS el que se quede el billete a la fase final al haber obtenido mejor diferencia de goles que su rival directo.
Movistar Inter saltó a la pista del Garbajosa conocedor de que con una víctima, aunque fuera tan solo por un gol, llegaría como líder de grupo al domingo. Después de que Kairat ganara por un corto 4-1 al Braga, unido a los resultados de la primera jornada, daban un colchón de tranquilidad a los de Velasco, que a pesar de esto salieron a por todas desde el bocinazo inicial. Prueba de ello fue el gol de Ricardinho cuando apenas se habían disputado sesenta y tres segundos de juego.
Ortiz en el 9 encarriló el choque al hacer el 2-0, haciendo justicia a lo reflejado en la pista en ese primer cuarto. A partir de ahí, con el trabajo hecho y con Kairat en el horizonte, Movistar Inter fue levantando el pie del acelerador, a sabiendas que su superioridad era más que evidentemente. Poco a poco, Deva fue creciendo y acercándose con peligro a la meta defendida por Álex primero (lesionado) y por Jesús Herrero después.
Tras el paso por vestuarios, Inter se dejó llevar. Tanto que se complicó la vida hasta el punto de llegar a sufrir por mantener el marcador. El Deva comenzó a jugar con el juego de cinco de manera habitual, algo que había hecho en la primera parte en ocasiones esporádicas. Marcos Angulo comenzó así una partida de ajedrez que, a pesar de la clara inferioridad de su equipo, casi acaba ganando.
Paulo Ferreira, a falta de doce minutos puso el 2-1, a la postre definitivo, e Inter empezó a sufrir, a la vez que se iba desquiciando ante la situación planteada por el campeón rumano. Cambios de cinco jugadores a la vez, ataques monótonos de posesiones largas y la falta de ritmo en el juego eran las grandes bazas de Deva. De vez en cuando, Inter se desesperaba, igual que el público asistente en el pabellón, y avanzaba líneas para intentar robar un balón que acabará siendo la sentencia definitiva. Era en esta situación cuando los de Marcos Angulo aprovechaban para incrementar el ritmo de sus acciones y poner a prueba a Jesús Herrero. El mal trago para los de Velasco solo acabó cuando sonó la bocina final. En un partido que se suponía plácido, el campeón de Europa sufrió lo indecible para mantener un resultado que le deja a tan solo un punto de estar entre los cuatro mejores equipos de Europa por tercera vez consecutiva.