Estefanía Pinto y Valeria Palma se convirtieron en la primera pareja arbitral formada por mujeres que dirige un partido del Mundial de fútbol sala. (Foto: FIFA)
El España – Japón del pasado viernes 17 de septiembre pasará a la historia del los Mundiales de fútbol sala y jamás lo olvidarán ni Estefanía Pinto ni Valeria Palma. En ese encuentro, se convirtieron en la primera pareja arbitral formada por dos mujeres que arbitraban un partido del Mundial. No hace falta añadir “masculino” porque, por desgracia, no hay un Mundial femenino. Lo que hace que este momento sea aún más histórico, más remarcable y que, para las propias colegiadas, fuera un momento que jamás podría llegar. “Hace un par de años era imposible para nosotras puesto que no hay una Copa del Mundo femenina”, reconoce Estefanía.
Estefanía Pinto, colegiada de fútbol sala y de fútbol por la Conmebol, gracias a su pasión por el balompié. Quiso ser jugadora pero en Argentina no era posible. Lo intentó como directora técnica, pero por edad (tenía 20 y se inicia con 25) no podía. Hasta que vio en el arbitraje la oportunidad de adentrarse en el fútbol. Las mujeres en AFA solo podían ser asistentes. Pero ella quería más y para lograrlo se pasó al fútbol sala. Compaginaba ambos y un día le llegó la oportunidad de arbitrar en campo. Primer objetivo cumplido: ser la colegiada principal de un partido. Sin embargo, había otro sueño: estar en un mundial de fútbol sala.
Sueño que parecía imposible y que, aunque la propia Estefanía aún no se lo crea, se ha hecho realidad. “En el momento en el que escuchamos la designación del árbitro, no me lo podía creer. Nos sorprendió. No pensamos que podíamos arbitrar juntas en Lituania y ni mucho menos un partido como ese”. “Pensamos en la responsabilidad que teníamos, por la imagen que íbamos a dar las mujeres, por las chicas que vienen peleando por lo mismo y por devolver la confianza que tuvieron los instructores en nosotras”, asegura la colegiada argentina.
Se me cayeron las lágrimas
El viernes, a las 17h, en Klaipeda, la lucha y el trabajo que tantas y tantas mujeres han realizado durante años tuvo su premio. En la pista estaban Estefanía y Valeria, pero detrás también dirigían el partido miles de chicas que quieren ser árbitras de fútbol sala. Justo antes del pitido inicial fue cuando ambas fueron conscientes del momento que estaban viviendo. “Cuando escuché los himnos se me cayeron las lágrimas”, reconoce emocionada Pinto. A la que le cuesta que le salgan las palabras cuando lo revive.
El papel de ambas fue tan bueno que los instructores FIFA apenas le pusieron alguna pega a su actuación. Incluso han vuelvo a arbitrar juntas, el República Checa – Vietnam. Aunque esperan que no sea el único. “Ojalá volvamos a juntarnos en otra fase. Lo que sí es seguro es que habrá representación femenina en alguna eliminatoria porque en este Mundial somos cinco mujeres”.
Motivación más que referente
Pinto no se siente un ejemplo a seguir. “Queremos que nuestra actuación sirva de motivación. Que piensen que, si nosotras pudimos, ellas también. Que no se frustren, que sigan entrenando y luchando porque en algún momento va a llegar la oportunidad”. Por ello, ha sido “tan importante romper este techo de cristal”. Si bien es cierto que “el momento social ha ayudado y hay que aprovecharlo”. Como también espera que su actuación anime a las chicas de su país a apostar por el arbitraje en fútbol sala.
Quizá, lo más importante es que FIFA “haya promocionado tanto este momento para así hacerlo visible y que el futsal crezca al igual que crece el papel de la mujer en este deporte”. Aunque sí lamenta que no haya un mundial femenino y espera que “pronto se dé porque todas se lo merecen: jugadoras, entrenadoras y árbitras”.
El camino
Para poder llegar a arbitrar una competición masculina como esta, las colegiadas han tenido que llegar a los parámetros de los hombres en las diferentes pruebas. “Si tus parámetros son de mujer, arbitrarás solo competiciones femeninas, si llegas a los de un hombre, puedes estar en torneos masculinos”. Además, los instructores se fijan en cómo se desenvuelven en los diferentes partidos. Les evalúan y deciden si las incluyen en torneos como esta Copa del Mundo. En Sudamérica, fueron muy pocas las mujeres que lograron los parámetros de los hombres. “Esta bien que nos hagan llegar a los valores masculinos porque la velocidad del juego es muy diferente. Si no estoy preparada físicamente no llegaría a la jugada y no tomaría una decisión correcta”, explica.
El papel de la selección
Pinto ve al combinado nacional en este Mundial “muy fuerte” y cree que “puede llegar muy lejos”. Lo que “vendría bien al país porque la liga se haría más competitiva y ayudaría a desarrollar más la disciplina”.
Pinto y Palma, dos apellidos que ya irán ligados para siempre con el fútbol sala. Dos ejemplos para todas aquellas chicas que quieren dedicarse al arbitraje pero que tienen dudas a la hora de dar el paso por el mero hecho de ser mujeres. Al final, el trabajo, la constancia y la calidad son siempre recompensados. Éxito que no tiene que hacer olvidar todo el trabajo que queda todavía para que la mujer en el fútbol sala sea reconocida como se merece. Y ese día llegará cuando se organice un Mundial femenino.