Un clásico nunca defrauda, ni siquiera con dos leones heridos que pretendían convertir las heridas de la copa en cicatrices del pasado. El Pozo Murcia y Movistar Inter empataron en un partido con alternativas en el que ninguno quiso perder. La lógica se impuso y deparó unas tablas que se dieron por buenas. Foto – Pascual Méndez
Apenas 26 segundos tardó Inter Movistar en borrar el mal regusto de la copa. Gadeia, bigoleador del clásico, sorprendía a algunos aficionados todavía acomodándose en sus butacas, cuando en el primer minuto de juego adelantaba a los visitantes, que se aliaron con la estrategia (0-1).
La pizarra de Velasco dejó sin empuje a los murcianos, todavía con magulladuras tras su paso por el WiZink Center. En unos primeros compases de dominio azulón, el marcador pudo estirarse, pero una vez salidos del letargo, los locales demostraron su vitola de campeón.
El gran protagonista para los de rojo fue Andresito, que ya duplica los registros goleadores de la pasada temporada (ha alcanzado las 23 dianas con varias jornadas todavía por delante). El jugador del ElPozo certificó la reacción de su equipo con un recorte eléctrico al que siguió un zapatazo inapelable (1-1) que estropeó la hasta entonces apacible tarde de Jesús Herrero.
Cuando el pabellón todavía estaba saboreando el empate, el mismo protagonista alargó su estado de gracia, esta vez tras una gran acción combinativa que culminó una remontada fugaz (2-1). Sin embargo, las cosas volverían a equilibrarse antes del descanso, con una jugada similar, pero en la portería de enfrente. En esta ocasión fue el mago Ricardinho y su zurda los que salieron al rescate de un Inter que olía a naufragio.
Conformismo y tablas
En la reanudación aumentó la prudencia y los dos goles restantes estuvieron precedidos de errores o rechaces. Primero fue Gadeia el que en un alarde de fuerza y definición robó un balón, encarando sin mirar atrás la portería local (2-3). Una vez más, el equipo que se vio por debajo en el marcador tiró de orgullo, en esta ocasión el ElPozo, para establecer la igualada definitiva tras una jugada de circo que Matteus se encargó de alojar en la red (3-3).
Desde ese momento, hubo más conformismo que valentía y ningún banquillo quiso desproteger las porterías y arriesgarse a perder un empate que acabó contentando a ambos. A Inter porque le permite mantener distancias antes de visitar al Barça entre semana y al ElPozo porque rasca un empate, a pesar de contar con bajas sensibles, ante un líder que este año le tenía tomada la medida.