Jaén Paraíso Interior 7-4 Ríos Renovables Zaragoza || El conjunto amarillo consigue sacar adelante un partido que se le trastabilló en el primer tiempo. El cuadro maño sacó petróleo en las acciones a balón parado e instauró la preocupación en La Salobreja. Los goles llegaron en la segunda mitad, cuando acudió la puntería a las zapatillas de los jugadores andaluces (fotografía: Pedro Jesús Chaves/Jaén FS).
Imagínense bajar al ferial, a escasos metros del pabellón de La Salobreja, con una sensación de resquemor tan profunda que uno, en vez de beberse una decena de cubalibres, se llena con cinco. Los jiennenses, en plenas fiestas de San Lucas, no querían vislumbrar un escenario triste de su nueva ilusión, el fútbol sala, y de su ojito derecho, el Jaén Paraíso Interior, por lo que permanecieron esperanzados a que su equipo remontara el marcador adverso ante el Ríos Renovables Zaragoza. Confiaron en ellos. Conclusión: se van a servir muchas decenas.
El equipo de Dani Rodríguez es más de Dani Rodríguez cuando pisan su pista. Ahí las circulaciones elaboradas siguen siendo el plato estrella que degustar. Este año, además, hay más mordiente, con Brandi en el papel de asesino silencioso e imponente. Así lo demostró el hispanoargentino en un par de ocasiones contra Iván Bernad, pluriempleado en la tarde de este sábado (incluso tuvo que poner la cara). Sin embargo, ocurrió un lance poco frecuente: Dídac disparó desde unos metros más adelante de su meta y, por alguna extraña razón, los aficionados celebraron el gol, tan descolocados como el propio meta catalán, sin una celebración nítida que protagonizar. El portero había chutado y (con intención o no) había pillado a Iván con la mente puesta más en el atacante que en su homólogo adversario, por lo que dejó su portería desguarnecida y el balón se coló con firmeza. Aquello destempló a todos. Sólo podría ocurrir en feria, cuando todos los días son fiesta.
Ganó confianza el Jaén, que parecía no tener objeción sobre la pista, al menos mientras el Ríos Renovables no gozara de una acción a balón parado. Ahí estaba todo el peligro maño y así llegó el gol de forma espectacular. Adri Ortego enganchó una volea propensa a besar las nubes y la colocó con virulencia en la escuadra. Uno tendría que limitarse a aplaudir. Un poco más tarde, un córner zaragozano haría que la bola rebotara en Dani Martín y se le escapara a Dídac. Rotando sobre la línea, Richi Felipe (abonado al segundo palo) se vio obligado a embocarla y adelantar a los suyos, con posterior frote de ojos incluido.
El Jaén Paraíso Interior había hecho de todo (y bien) en la parcela dominadora. No se le podían poner ‘peros’, a decir verdad, aunque allí estaba la sensación de pesadumbre entre los asientos. Duró poco, unos 15 segundos, lo que tardó Burrito en controlar un balón aéreo en área contraria y tener la paciencia suficiente para que Iván Bernad se lanzara como una estrella de rock: de rodillas. Ahí picó la pelota el malagueño y puso el empate de nuevo. Cuánta clase. Ahora las cosas eran más justas. El Zaragoza había sido tuno en las pocas ocasiones de las que dispuso, e incluso podría irse al descanso con ventaja si Nano Modrego hubiera afinado un pelín más en la volea que mandó al poste.
A la vuelta de vestuarios, los locales no quisieron dejar escapar los primeros puntos en su pabellón, así que salieron para ganar, con la iniciativa a la espalda. Era la única opción que se le demandaba desde las butacas. Fue un hombre de la casa, Víctor Montes, el que desniveló la contienda con un disparo escorado, una celebración con una energía tal que fue la antesala a otra obra maestra, esta vez con el cincel de Dani Martín. Como tantas otras veces, el salmantino recibió el balón en campo propio y en banda derecha. Regateó a uno (hasta aquí, todo normal), hizo un autopase a otro (subió el murmullo), pisó el esférico para ver pasar a un tercero (se podía palpar el éxtasis), dejó atrás al último (gritos, más gritos) y, cuando sólo estaba Iván Bernad como oposición, depositó (porque no disparó) el propio balón a uno de los lados. Una demostración de superioridad descarada. Magnífica. Se escuchó el gol hasta en las casetas: una progresión desde lo inesperado hasta el desenfreno que aumentaba a cada regate, como si el brillo de sus zapatillas creciera en cada quiebro. Estupendo.
Para frenar la hemorragia, Santi Herrero sacó el portero-jugador (Retamar) con casi 13 minutos por delante. Le salió mal: Brandi puso el 5-2, a lo que contrarrestó Adri Ortego con otro tanto. El encuentro se convirtió en una procesión con juego de cinco, con alegría para Jordi Campoy y Carlitos (de penalti, tras expulsión de Ortego), y maquillaje para Richi Felipe en el segundo palo (otra vez). La segunda parte fue una constatación de que es difícil soportar la presión del público jiennense, sabedor de que es un factor más en este tipo de choques atascados.
Después del 7-4, el Jaén Paraíso Interior se encuentra en quinta posición a la espera de lo que haga el ElPozo Murcia en el Palau Blaugrana este domingo. Por su parte, los aragoneses abandonan los puestos de privilegio para permanecer en el décima escalón esta jornada.
Ficha técnica:
Jaén Paraíso Interior: Dídac; Boyis, Mauricio, Chino y Alan Brandi —quinteto inicial—; Burrito, Jordi Campoy, Víctor Montes, Carlitos, Dani Martín y Wendell Pereira.
Ríos Renovables Zaragoza: Iván; Retamar, Víctor Tejel, Richi Felipe y Adri Ortego —quinteto inicial—; Anás, Villanueva, Trasobares, Nano Modrego y Thiago Cabeça.
Goles: 1-0, min.6, Dídac; 1-1, min.10, Adri Ortego; 1-2, min.14, Richi Felipe; 2-2, min.14, Burrito; 3-2, min.26, Víctor Montes; 4-2, min.28,, Dani Martín; 5-2, min.29, Alan Brandi; 5-3, min.30, Adri Ortego; 6-3, min.34, Jordi Campoy; 7-3, min.34, Carlitos (penalti); 7-4, min.39, Richi Felipe.
Árbitros: Fortes Pardo y Martínez Flores (Murcia) amonestaron a Jordi Campoy, Víctor Tejel, Nano Modrego, Iván Bernad y expulsaron a Adri Ortego.
Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga Nacional de Fútbol Sala, celebrado en el Pabellón Municipal de La Salobreja ante un millar de espectadores.